#PoesiaDeVida Ser Agradecido

Frotó la lámpara, esperando la aparición de un genio que saliera de su encierro milenario, pero nada, sólo logró dar brillo al bronce que rodeaba la vieja lámpara de aceite que encontró en el cuarto de los trastos en la casa de su tía vieja recientemente fallecida.

Para qué guardaría su tía esas cosas viejas y tan sucias, riendo en su interior jugó con la lámpara, como si de verdad saliera de ella un genio azul que estuviera a sus órdenes.

La primera cosa que le pediría es que limpiara bien ese desorden y sacara la tierra y suciedad de ese lugar.
El segundo deseo que pediría tendría que ver con su pasar económico sin sobresaltos, sin preocuparse por ganarse el pan de cada día y descansando en algún lugar paradisíaco vivir en paz.
El tercer deseo, lo pensó un rato, se preguntó por qué sólo tres, por qué a nadie se le ocurrió como deseo el que los deseos fueran infinitos, y si existieran reglas para pedir deseos, por qué no pedir el deseo de que no hubieran reglas para pedir deseos.

Qué deseo debería pedir? esa era la última pregunta, después de meditarlo mucho, pensó en su tía vieja, ella era una mujer que decía pocas palabras, pero siempre tenía una rica tarta y muchos caramelos y golosinas para sus sobrinos, los dejaba jugar con sus cosas y correr por su casa, siempre tenía una sonrisa en su rostro y siempre daba gusto ir a visitarla.

Todos los sobrinos sabíamos que su vida no había sido fácil, había pasado con su padre parte de la infancia en un campo de concentración, y tenía una marca con un número en su brazo al igual que su padre, siempre permaneció soltera y no tuvo hijos, pero adoraba a sus sobrinos.

Siguió pensando en ese último deseo, cerró los ojos y recordó todo lo bello de su vida, la libertad, sus amigos, el sonido de la música, ver el sol cada mañana, trotar mirando del horizonte.
Respiró profundamente y dijo su último deseo:
"Ser agradecido"

Aldo J Barone



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