Descubrir los ojos
como humanidad resguardada,
como la última mirada
de la sociedad,
los ojos se muestran
cuando todo es oculto,
enseñan el alma
que siempre ha existido
pero que los hombres
se empeñan en borrar,
pragmatismo de tontos
pensar que la nada
es el final del camino,
que agota en los nidos
la vida sin poder volar.
Los ojos nos quedan,
nos quedan miradas
luces en las sombras
que han de iluminar.
Los profundos amores
añoran con ansias
volverse a tocar,
siguiendo las voces
a tientas y a oscuras,
el miedo a la muerte
nos ha hecho olvidarnos
que todos por la muerte
habremos de pasar.
Es tiempo de ver
entendiendo que todos
somos necesarios,
como un solo cuerpo,
empezar a sentir
que los corazones
laten con la música
en un mismo latir,
que no puede el cuerpo
alejar los dolores
ocultando los ojos
sin querer mirar.
Nos quedan los ojos
la mirada hacia el otro
ya no se puede ocultar,
nos quedan los ojos,
pero también los oídos
para aprender a escuchar,
a un mundo que grita
con la brutalidad del silencio,
buscándolo todo
nada encontrarás.
Vendrán las razones
a dar sus amores
pintarán los soles
a los niños pobres
encerrados en noches
de cruel soledad
Pueda ser que entonces
no haya pisotones
que aplasten cabezas
sin dejar respirar,
que despleguemos los brazos
respiremos profundo
descubramos los rostros,
cantemos en coro
a una sola voz,
y a través de los ojos
miremos tan lejos
que no haya fronteras
que puedan separar,
no haya más miedos
por aquello que el otro
nos pueda quitar,
porque nada es nuestro
porque todo es nuestro,
como el aire mismo
que hay que respirar.
Nos quedan los ojos
y también las sonrisas
para dibujar.
Aldo J Barone
como humanidad resguardada,
como la última mirada
de la sociedad,
los ojos se muestran
cuando todo es oculto,
enseñan el alma
que siempre ha existido
pero que los hombres
se empeñan en borrar,
pragmatismo de tontos
pensar que la nada
es el final del camino,
que agota en los nidos
la vida sin poder volar.
Los ojos nos quedan,
nos quedan miradas
luces en las sombras
que han de iluminar.
Los profundos amores
añoran con ansias
volverse a tocar,
siguiendo las voces
a tientas y a oscuras,
el miedo a la muerte
nos ha hecho olvidarnos
que todos por la muerte
habremos de pasar.
Es tiempo de ver
entendiendo que todos
somos necesarios,
como un solo cuerpo,
empezar a sentir
que los corazones
laten con la música
en un mismo latir,
que no puede el cuerpo
alejar los dolores
ocultando los ojos
sin querer mirar.
Nos quedan los ojos
la mirada hacia el otro
ya no se puede ocultar,
nos quedan los ojos,
pero también los oídos
para aprender a escuchar,
a un mundo que grita
con la brutalidad del silencio,
buscándolo todo
nada encontrarás.
Vendrán las razones
a dar sus amores
pintarán los soles
a los niños pobres
encerrados en noches
de cruel soledad
Pueda ser que entonces
no haya pisotones
que aplasten cabezas
sin dejar respirar,
que despleguemos los brazos
respiremos profundo
descubramos los rostros,
cantemos en coro
a una sola voz,
y a través de los ojos
miremos tan lejos
que no haya fronteras
que puedan separar,
no haya más miedos
por aquello que el otro
nos pueda quitar,
porque nada es nuestro
porque todo es nuestro,
como el aire mismo
que hay que respirar.
Nos quedan los ojos
y también las sonrisas
para dibujar.
Aldo J Barone
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