las noches sin sueño
de escucha en silencio,
el abrazo constante
en momentos de llanto,
les debo,
las manos
en mudanzas eternas,
y caídas profundas.
Les debo las risas,
de chistes muy malos,
el ser importante
como si de algo valiera
mi opinión y consejo.
Les debo mi vida,
y la de mis hijos,
el querer ser mejor
por ser grandes ellos,
les debo mi días
de cantos compartidos,
de anécdotas únicas
y partidos chicos.
Les debo las huellas
que fueron dejando,
las canciones inéditas,
los cuentos de Dios,
la poesía eterna,
el echar las redes,
la sensación joven
de siempre estar con ellos.
les debo
un fogón frente al mar,
con minutos eternos
del gallego con pipa.
Les debo mil viajes,
desde el Atlántico
hasta la Quebrada,
pescar al vuelo
muchas carcajadas.
A mis amigos les debo,
cada paso que avanzo,
y cada vez que me levanto,
después de cada caída.
Les debo tanto tanto
que jamás podría pagarles,
sólo ellos saben
que los quiero tanto.
Aldo J Barone
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