La batalla éterna del mal contra el bien

Cuando me siento en el cine o en casa a mirar una de tantas películas del mal contra el bien siempre pasa más o menos lo mismo, sacando la trama o la historia el bien termina imponiendo su talla y Hollywood factura.
Ahora en la realidad no es tan facil o tan obvia esa discusión.  
A veces tarda mucho en que aparezca el bien, el mal está tan bien disfrazado de bien, que a veces parece que cuando está presente estamos mejor.
Y entonces aparecen los peores pecados, la gula, la avaricia, la lujuria, o algunos peores como la desidia, la envidia, o simplemente la impaciencia o el peor de todos el egoísmo.
Y cuando más desierta está el alma de virtudes. Aparece allá en el fondo una voz que nos recuerda que hubo un tiempo que fue mejor. Que necesitábamos menos cosas. Y éramos felices. No digo que hay que dejar de esforzarse ni renegar de lo que con trabajo hemos conseguido, ni ser melancólicos ni culpogenos. No.
Hablo de revalorizar las cosas simples, un abrazo, un te requiero o una flor o una galletita con manteca (mi mamá me daba las criollitas). Y reírse de nuevo.
Esa voz de nuestra conciencia es Dios. Que nos recuerda para que estamos vivos. Y nos devuelve, si hacemos el ejercicio de escucharla a las más lindas e importantes virtudes, la FE, la esperanza y fundamentalmente el amor.

El resto de la reflexión es en silencio. Es tuya y de tu conciencia......


Porque así es más fácil. 
Porque así es mejor. 
Ahhh no te olvides que nadie te ama como él.

Comentarios